La inundación de 1909: la peor tragedia en la historia de Monterrey
Las inundaciones provocadas por los huracanes “Gilberto” y “Alex” son recordadas como dos de las peores tragedias ocurridas en la historia de la Sultana del Norte, las cuales dejaron un rastro de muerte y destrucción, pero ninguna de estas se acerca a la magnitud de la inundación de Monterrey de 1909.
Esta catástrofe se dio a finales del mes de agosto del año en cuestión, la cual dejó un saldo estimado de al menos 4 mil 500 muertos tan solo en Monterrey (en el entendido de que en ese entonces había una población de 70 mil habitantes).
En ese entonces no había una forma de clasificar ni nombrar a los fenómenos meteorológicos, menos un sistema para pronosticarlos. Los medios de comunicación de ese entonces no eran efectivos ni tan masivos como los son hoy en día. Por otro lado, a mediados de agosto cayó una fuerte tormenta que provocó inundaciones severas, por lo que la gente ya no esperaba más diluvios.
Así, mientras nadie lo esperaba, un diluvio llegó.
La tarde del 25 de agosto de 1909 comenzó a caer una llovizna que los regiomontanos tomaron como esto, una lluvia leve que refrescaría las calles.
Pero con el pasar de las horas la lluvia, aunque no era intensa, se mantenía constante hasta que al día siguiente la precipitación aumentó de intensidad en varias ocasiones, sin que hubiese alarma por el momento.
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No fue sino hasta el viernes 27 de agosto por la tarde cuando el chubasco cayó con fuerza, sin disminuir su intensidad por espacio de poco más de 36 horas.
Era, en efecto, un diluvio. Las casas cercanas al río Santa Catarina fueron desbaratadas por la salvaje crecida del río, la cual se llevaba todo a su paso.
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La ciudad de Monterrey se había partido en dos. El terror era absoluto.
El entrañable barrio San Luisito, hoy colonia Independencia, se quedó incomunicado y todos sus habitantes tuvieron que subir lo más que pudieron hacia el cerro.
Del otro lado del río tuvieron que evacuar varias calles hacia el norte, ante el crecimiento desmedido el caudal.
Fue hasta el 29 de agosto cuando la magnitud de la tragedia tomó forma. El puente San Luisito fue destruido por el agua, al igual que cientos de casas.
Lo peor fue la cantidad de muertos que quedaron en las calles, después de ser arrastrados por el agua, al igual que la cantidad de personas que fueron reportadas como desaparecidas y que nunca fueron encontradas.
El centro de la ciudad estaba en ruinas. Se inició con un proceso lento de reconstrucción el cual se vio aún más lento ante los conflictos revolucionarios que estaban por estallar en el país.
A final de cuentas Monterrey pudo sobreponerse a la tragedia, pero por desgracia no aprendimos la lección de respetar las lluvias y el cauce natural de arroyos y ríos, lo cual nos costó caro en 1967 con el huracán “Beulah”, en 1988 con “Gilberto” y en 2010 con el huracán “Alex”.