Hoy no es un día común, puesto que se conmemoran 497 años de la consumación de la Conquista español.
En efecto, el 13 de agosto de 1521 las tropas españolas, comandadas por Hernán Cortés, consiguieron la rendición de los aztecas y la detención del emperador Cuauhtémoc, tras 75 días de asedio a la gran Tenochtitlán.
Los aztecas supieron soportar durante el año anterior los intentos de invasión por parte de los europeos, quienes optaron por robustecer sus fuerzas haciendo alianzas con varios grupos indígenas.
Así, pudieron conformar un ejército de 80 mil tlaxcaltecas, totonacos y tetzocanos, los cuales se sumaron a los cerca de mil 300 españoles.
Si bien el ejército azteca rondaba los 200 mil elementos, la tecnología, la táctica y la viruela se impusieron a la superioridad númerica.
La estrategia clave se dio el 9 de junio cuando el ejército español, el cual había avanzado hasta Xochimilco, sitió Tenochtitlán, cortando el suministro de agua, alimentos y otros productos, mientras que puentes y caminos fueron destruidos.
De esta manera se dio la progresiva incursión hacia el corazón del imperio azteca, hasta que las huestes de Cortés lograron romper la defensa mexica y culminaron la “Conquista”, dando paso al periodo colonial
Cuauhtémoc fue apresado y torturado para que revelara la localización del tesoro azteca, hasta que fue asesinado.
Los grupos indígenas que fueron decisivos para la victoria española pronto fueron despreciados por los españoles y hechos a un lado, siendo marginados junto con el resto de los pueblos nativos.
A partir de ahí inició un proceso de transformación brutal, con el que cambió definitivamente la cara de lo que a partir de ese entonces comenzó a llamarse “Nueva España”.