La visita de Pancho Villa a Monterrey
Pancho Villa es una de las figuras más importante de la Revolución Mexicana. Su estampa genera reacciones diversas que van de lo negativo a la idolatría.
Lo que es innegable es que es uno de los personajes mexicanos de mayor riqueza histórica (por llamarle de algún modo), debido al sinnúmero de anécdotas e historias que se tejen en torno a él, incluyendo varios mitos y mentiras.
El detalle es que nunca pasó desapercibido, por eso creemos conveniente hablar sobre la visita que Doroteo Arango hizo a nuestra ciudad, hecho que poca gente conoce.
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La visita de Villa a Monterrey
Fue el 13 de marzo de 1915 cuando Pancho Villa arribó a la ciudad acompañando de sus “Dorados”.
Obviamente llegó en tren, siendo la Estación “Unión” (lo que hoy es el cruce de Cuauhtémoc y Colón) el punto en el que el “Centauro del Norte” pisó suelo regio.
El general revolucionario se hospedó ni más ni menos que en el Hotel Ancira, el cual sigue funcionando en la actualidad. De hecho Villa y su Estado Mayor ingresaron con todo y caballos al vestíbulo del lugar.
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En ese entonces se vivían momentos turbulentos en el país, tras la fractura entre las diversas facciones revolucionarias.
Ante ese clima de inestabilidad, Villa pensó en Monterrey como una posible fuente de recursos para mantener la lucha con la que se buscaba mantener el Gobierno convencionista.
La mayoría de los empresarios regiomontanos no vieron con buenos ojos la llegada de Villa. El general se dio cuenta y su trato hacia ellos fue duro.
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De hecho el jefe revolucionario citó a los principales empresarios de la ciudad y les pidió en conjunto un millón de pesos para favorecer su causa, o si no serían fusilados. Únicamente le entregaron 280 mil pesos a regañadientes.
Durante su estancia de 11 días también tuvo entrevistas con algunos diplomáticos extranjeros, como el cónsul estadounidense Phillip Hanna y el de España Pío Lagüera.
De esa manera pudo solventar los gastos de la tropa, para continuar con la guerra contra los carrancistas.
Sin embargo las fuerzas villistas estaban muy mermadas y meses después fueron derrotadas por el general Álvaro Obregón.