Día de Muertos: una festividad muy mexicana
El Día de Muertos es, tal vez, la festividad más representativa de nuestro país y a pesar de esto, pocos saben cuál su origen o desconocen los elementos que se encuentran alrededor de ella.
El origen prehispánico del Día de Muertos
Obviamente, el origen de esta festividad tiene su raíz en las creencias y tradiciones de los primeros pobladores de nuestro país, específicamente de los mexicas.
Ellos creían que al morir una persona, su alma iba al Mictlán (la tierra de los Muertos) y debía pasar por una serie de 9 pruebas para poder llegar al mundo de los descarnados y alcanzar la purificación.
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A esto se suma el culto a la muerte, que era común en todas las culturas precolombinas.
Así se contaba con dos festividades principales relacionada con los muertos: el Miccailhuitontli o “Fiesta de los Muertos Pequeños” y el Huey Miccailhuitl o “Fiesta de los Muertos Grandes”, las cuales se realizaban en fechas distintas.
Se pensaba que los muertos venían en esos días a convivir con su familiares, para posteriormente regresar al otro plano.
El mestizaje y su influencia en el Día de Muertos
Con la llegada de los españoles llegaron también algunos elementos religiosos relacionados con el culto a la muerte.
Por un lado se designó en el calendario católico el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, el cual está dedicado a los niños.
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En tanto que el 2 de noviembre se designó como el Día de los Fieles Difuntos, enfocado en las personas adultas.
De acuerdo con la investigadora Elsa Malvido, estos dos días fueron creados en Francia en el siglo X, por el Abad de Cluny. Durante esos festejos se montaban altares con reliquias de los santos, tales como huesos, ropa con que fueron enterrados, entre otros elementos.
Ante esto, se fusionaron las festividades dando lugar a lo que hoy conocemos como Día de Muertos.