Cuando Porfirio Díaz lloró en Nuevo León
Hablar de Porfirio Díaz es hablar de una de las figuras más controversiales de la historia de México. Idolatrado por millones y odiado por millones más, es un personaje que no pasa desapercibido.
Su vida está llena de claroscuros y anécdotas sumamente interesantes y una de las que más los marcaron se desarrolló en Nuevo León, específicamente en la comunidad de Icamole, municipio de García.
Esta anécdota tiene que ver con el apodo con el que muchos le llamaban (sobre todo sus detractores y rivales): “El Llorón de Icamole”.
Esta historia se remonta a 1876, cuando se desarrollaba en varias partes del país la Revolución de Tuxtepec, encabezada por Porfirio Díaz, quien se alzó en armas contra el Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, ya que éste había anunciado su intento de reelección.
El 20 de mayo de ese año tuvo lugar una de las batallas definitivas de esa breve guerra, la cual se desarrollo en Icamole, Nuevo León.
Porfirio Díaz estaba acompañado de los generales Francisco Naranjo y Gerónimo Treviño, intentando vencer a las fuerzas lerdistas, pero la suerte no estaba del lado del caudillo oaxaqueño.
El general Díaz sufrió una aparatosa y humillante derrota, ante lo cual, afirmaron varios testigos, rompió en llanto de manera desconsolada, pues tomando en cuenta las circunstancias (sus dos aliados conocían el terreno al ser de Nuevo León, mayoría sobre las tropas lerdistas y su historial ganador) esperaba una victoria en esta batalla.
Este echo que fue retomado por sus detractores para apodarlo de esa manera tan peyorativa, “El Llorón de Icamole”.
El apodo rápidamente se extendió y permaneció por años, a pesar de la llegada y permanencia en la Presidencia de Don Porfirio.
El resto de la historia es conocida por todos: se perpetuó en el poder desde 1876 hasta 1911 (incluyendo un lapso de tiempo en el que su compadre Manuel González ocupó la Presidencia), cuando la Revolución Mexicana, encabezada por Francisco I. Madero, se impuso.