“Brujas”, “demonios”, “aves de mal agüero”, son algunos de los calificativos que desde antaño se la adjudican a las lechuzas, debido a supersticiones y leyendas, que aún hoy en día siguen vigentes en muchos lugares y desafortunadamente en Nuevo León no es la excepción.
Pero, ¿qué tanto hay de cierto?
¿Qué son las lechuzas?
Esta ave rapaz es muy particular por varios aspectos.
Anatómicamente destaca por su cara en forma de corazón, ojos negros y denso plumaje, lo que la diferencia de los búhos y otras aves.
Generalmente su plumaje es blanco amarillento, aunque hay algunas especies de plumaje grisáceo o negro.
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Las lechuzas tienen hábitos nocturnos y les gusta vivir en zonas cálidas, por esto hay una gran población de ellas en el estado de Nuevo León.
A pesar de ser atacadas de manera recurrente por el ser humano, estas aves acostumbran a vivir en construcciones abandonadas, edificios, pero también en huecos elaborados en árboles.
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Se alimentan principalmente de ratones, de ahí la importancia de su conservación, ya que ayudan a controlar la población de roedores en las ciudades, aunque también se alimentan de murciélagos, lagartijas o incluso de otras aves.
El estigma de las lechuzas
Muchas personas ven con malos ojos la presencia de lechuzas.
Hay quienes buscan a toda costa ahuyentarlas o matarlas, para evitar mala suerte o que hagan daño, pues existe la creencia que son brujas transformadas en aves o simplemente que son de mal agüero.
Incluso hay varios “remedios” para combatir a estas aves, los cuales se han difundido de boca en boca o en internet, los cuales van desde rezar la oración de las “12 verdades”, decir algunas frases como “chile, tomate y cebolla” e insultarla.
Todo esto forma parte de la superstición, aunque cabe aclarar que no juzgamos a nadie (cada quien decide qué creer).
A veces esta creencia se lleva al extremo de agredir a las lechuzas lanzándole objetos o prendiéndole fuego.
Las lechuzas forman parte de nuestras noches, respetémoslas ya que además cumplen con una importante función dentro de nuestro ecosistema.