¿Sabes cuál fue el primer teatro de Monterrey?
A una cuadra de la Macroplaza se encontraba el Teatro Progreso, el primero que se construyó en Monterrey.
Estaba sobre lo que ahora es la calle Escobedo, entre Matamoros y Padre Mier, pero en ese entonces se llamaba calle del Teatro.
Te puede interesar: Estado multa a choferes por no usar cubrebocas
Por casi 40 años, el Teatro Progreso fue un lugar muy importante en la vida regiomontana.
Este edificio comenzó a construirse en 1854, para ser inaugurado el 8 de septiembre de 1857, por el entonces gobernador Santiago Vidaurri.
Teatro Progreso: un impulso a la cultura
Antes de su construcción, las funciones de teatros se hacían en el Colegio de las Niñas, el Salón del Congreso o en patios de residencias.
Así fue por varias décadas, pues Monterrey comenzó a recibir compañías de teatro, acrobacia y música desde 1830, 27 años antes de la inauguración del Teatro Progreso.
Sin contar que, durante la ocupación de Monterrey por tropas estadounidenses (entre 1846 y 1848), los soldados norteamericanos hacina sus obras en tierras regias.
¿Cómo era el Teatro Progreso?
El teatro contaba con lunetas, balcones, plateas y galería, así como asientos sencillos de madera con divisiones individuales.
Sus telones tenían un sello “muy regio”, pues fueron pintados por el escenógrafo regio Eligio Fernández.
Además, tenía un amplio vestíbulo, donde también se encontraba un sitio destinado a la venta de refrescos y dulces.
Y para accesar se cobraban cuotas módicas.
Curiosidades
Además de representar obras, sainetes, entremeses, la historia del Teatro Progreso cuenta con varios detalles curiosos.
Para 1860, amplío su oferta de espectáculos, al recibir a compañías europeas de ópera y zarzuelas.
En febrero de 1892, también servía como punto de encuentro de reuniones políticas.
Una renovación destruida por el fuego
El Teatro Progreso vivió una reforma total en 1893, año en que fue reinaugurado.
Lamentablemente, este referente cultural y arquitectónico de Monterrey no alcanzó a ver la luz del Siglo XX.
Esto, porque un terrible incendio acabó con él en 1896, el 8 de septiembre, tres años después de que fuera renovado.
De acuerdo con el libro “Pioneros del Teatro Universitario 1858-1958”, de Luis Martín Garza, la última obra que se presentó fue la ópera El Trovador, horas antes del incendio.